diumenge, 14 d’abril del 2013

“Le fabuleux destin d'Amélie Poulain ”, un cuento para adultos.



“El 3 de septiembre de 1973 a las 18 horas, 28 minutos, 32 segundos, un moscón de la familia Calliphora, capaz de producir 14.670 aleteos por minuto se posaba en la calle St. Vincent, Montmartre. En el mismo momento, en un restaurante se levantó el viento como por magia bajo un mantel haciendo bailar los vasos. En ese instante, en la Av. Trudaine, 28, 5º piso, distrito 9, Eugène Colère volvía de enterrar a su amigo Emile, y lo borraba de su agenda. También en ese momento, un espermatozoide con un cromosoma X de Raphaël Poulain salía del pelotón para alcanzar un óvulo de su señora, de soltera Amandine Fouet. 9 meses después nacía Amélie Poulain”. 
En tan solo unos pocos segundos de inicio de la película, Jean-Pierre Jeunet, consigue absorbernos en un modelo de cine posmoderno que no hará en ningún caso que nos sintamos estafados. Tanto la protagonista Amélie, como la larga lista de personajes curiosos que vamos conociendo a lo largo del filme, hacen que las dos horas que dura la película, sea una experiencia, definitivamente, diferente y peculiar.
Por lo mismo, sería imposible enumerar los detalles en los que se detiene Jeunet porque desafortunadamente no estamos acostumbrados a las obras que nos ametrallan con una idea por plano. La película ha de apreciarse como la suma de situaciones, diálogos y personajes que, por su particularidad, dotan al filme de una agilidad impresionante dejando el desarrollo argumental en un segundo plano. Más que palabras, para poder entender mejor a Amélie, veamos un fragmento del inicio de la película el cual será básico para su desarrollo, creando el director un ambiente suave y dulce que nos hará querer más de ella.

Jeunet quiere conseguir que hagamos nuestro el personaje, que la conozcamos más que exteriormente, interiormente. Amélie, la protagonista, es el hilo conductor del filme, una chica sensible, optimista, original, auténtica, risueña... Su infancia, la sitúan en un ámbito familiar poco afectuoso y sobreprotector, llegando al punto de no poder ir al colegio y relacionarse con otros niños por una supuesta dolencia de corazón imaginada por su padre. Además, su madre muere de forma repentina cuando le cae encima una turista suicida al salir de la iglesia. Esto hizo que se sumergiese en un mundo propio de fantasías que aún ahora, joven camarera en un restaurante parisino, no ha acabado de abandonar. Y es esta Amélie Poulain, una Audrey Tautou comprometida totalmente con su personaje, el alma de la historia, la guía que nos lleva de la mano por este ambiente mágico que constituye la película, en el que o te sumerges desde buen principio o quedas al margen.


Sitúa la vida de la protagonista en un París lleno de posibilidades, en el que estéticamente el uso de un filme con colores rojizos y verdosos, como podemos ver en el vídeo, nos trasportan, aún siendo real, a otra dimensión. Sigue el camino del “absurdo” como forma definitiva de conseguir un resultado sorprendente, original y refrescante.
Un absurdo al más puro estilo surrealista, realizado con ingenio, con inteligencia. Todo ello, adornado con una estética colorida y apetecible para la vista, nos demuestra un sentido del gusto extraordinario, con un aroma muy, muy francés.
Hay dos niveles formales que dan un toque propio y personal a la película: de un lado ese París, el barrio de Montmatre, de atmósfera irreal habitado por unos personajes excéntricos pero de carne y hueso en la misma ciudad en la que muere Lady Di. De otro, el mecanismo básico de narración: una voz en off comenta, complementa o adelanta las imágenes de diferentes texturas: documentales, blanco y negro, color, cámara rápida o lenta. Así que, la utilización de diferentes recursos estéticos hacen que Amélie sea única, pero de una manera que poco tiene que ver, para mi parecer, con el cine más comercial norteamericano.
Es muy curiosa la forma en la que se nos presentan los personajes, sin matices ni muchas vueltas, superficiales e ingenuos, como si se tratase de caricaturas que simplemente gesticulan y actúan, pero carentes de fuerza interior. Sus sentimientos son poco profundos, de manera que ni sufren ni gozan realmente, sino que andan por el mundo. Jeunet ha optado por mostrarnos con simplicidad un mundo imaginativo, colorista, placentero, en el que nos podamos zambullir y entretener durante el tiempo que dura el filme.
Otro aspecto que para mi crea una atmósfera aún más especial, es la banda sonora de cada película. En este caso, la música de Yann Tiersen la hace, sin duda, mucho mejor de lo que de por sí es. La Valse d'Amelie es una gran composición, un complemento más que perfecto, un verdadero placer para los oídos.  


El simbolismo de encontrarse una caja de recuerdos de la infancia de un hombre, a quien al encontrarse con ésta gracias a Amélie, le supone un cambio en su vida, hace que el objetivo en la vida de la protagonista a partir de ese momento sea hacer felices a los demás, de manera anónima, silenciosa. La alcohólica portera de su edificio que sufre desde hace décadas del mal de amor al ser abandonada por su marido, un cliente celoso, un vecino anciano que pinta todos los años el mismo cuadro de Renoir, un joven tendero retrasado y acomplejado por su patrón: todos ellos disfrutarán de la ayuda de esa mano invisible.



 Otra simbología muy importante del filme es el cuerpo débil del vecino de Amélie, quien no puede salir de casa desde hace años ya que sus huesos son muy frágiles. El papel de este personaje es hacerle ver a la protagonista, que aunque sienta cobardía por salir herida sentimentalmente se ha de arriesgar a ello. Es aquí donde entra en juego Nino, quien trabaja en un sex-shop, denotando de esta forma otra vez el importante papel que tiene el sexo en toda la película. También este personaje será "salvado" de su obsesión por recoger las fotos desechadas que se encuentran en los fotomatones, pero a la vez será él quien "salve" a Amélie y la saque de ese  mundo falso de ilusiones, de imaginaciones, al enamorarla.
Obviamente, como cada película, y en especial atención la de Amélie, no siempre pueden tener una visión positiva de estas. En este caso, "Le fabuleux destin d'Amélie Poulain", ha sido tachada por muchos de aburrida, con falta de argumento, superficial y lineal. Veo una razón clara para estas opiniones, no es sinó más que la culpa de un espectador predispuesto a sentarse, ya sea en la butaca de un cine, o en su propio sofá, a ver una película, como la mayoría, donde se nos muestre un problema inicial el cual se va desarrollando al largo del filme y que acaba con un claro y vistoso final donde este queda resuelto de una forma u otra. Así que pienso que es básico que para disfrutar de estos 120 minutos de filme posmoderno, simplemente nos olvidemos del cine norteamericano al que nos han ido acostumbrando, para que tanto nuestra vista, como nuestro oido, nuestros sentidos en general, se sumerjan en esta caja de sorpresas.
En mi opinión, aunque cada una de las actuaciones sean excelentes, he de reconocer que el gran mérito se lo lleva cada fotograma, que para mi parecer gozan de unas personalidad impresionante e inimitable. Creo que es una obra tan genuina que consigue, como la protagonista, hacer sonreír a todo el mundo, y al acabar de verla, transmitir ese entusiamos del que hemos sido disparados, a todos los que están a nuestro lado. Un filme terapéutico para los tiempos de ahora, sin duda, calificación 10.



Roxanis Baños Carmenate, Publicitat i relacions públiques.






2 comentaris:

  1. Hola Rossi,
    comento aquest post perquè Amélie és una de les meves pel·lícules preferides del cinema francés. Com bé has dit, aquest film s'allunya de la típica història americana; el director Jean-Pierre Jeunet utilitza la ironia en diverses escenes les quals et fan riure inconscientment. Quan comences a mirar aquesta pel·lícula no saps realment per on et pot sortir l'autor i possiblement s'acaba i et quedes amb una sensació estranya però positiva, et deixa com un sentiment de felicitat i no saps ben bé per què.
    El personatge d'Amélie és tant diferent a la resta que fins i tot sorprèn, en la seva forma d'actuar i de reaccionar davant diverses situacions, és única.
    A banda de les escenes paisatgístiques, com els carrers de Montmartre, el cafè "Le Deux Moulins" i la fruiteria "Au marche de la Butte", els quals si vas a París i encara no els has visitat te'ls recomano, m'agrada la forma de l'autor de narrar aquesta història on el més important no és l'amor de la protagonista, sinó aquest joc que comença investigant i ajudant als demés.

    Ja per acabar, et recomano una pel·lícula també francesa que em va agradar molt i que si no l'has vist crec que també et pot agradar, es diu "Quiereme si te atreves"

    Aida Recasens Pujol

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  2. Hola Rossi:

    Al decir que un gran poster de Amelie es lo primero que veo al entrar en mi habitación, creo que comentar lo mucho o poco que me gusta esta película está de más.

    De tu entrada me quedo con dos ideas: Amelie es terapéutica y única.

    A destacar la fotografía de la película en la que los colores cálidos predominan a lo largo del film, transmitiendo sensación de tranquilidad y bienestar. El papel clave de la voz en off del narrador, que nos introduce en la personalidad de algunos personajes al inicio de la película y hace que rápidamente empaticemos con los personajes, en especial con la pequeña Amelie.

    Como ya has comentado tiene muchos detractores. El cine francés a menudo "peca en exceso" de cierto edulcoramiento en sus historias. De todas formas, creo que los seguidores de este género lo debemos como una seña de identidad, más que como algo negativo. No siempre llueve a gusto de todos.

    Por último, pero no menos importante, me gustaría comentar el gran trabajo de la banda sonora que acompaña al film. Música a cargo del compositor francés Yann Tiersen, al que he tenido la oportunidad de ver en directo y que por cierto, actualmente en sus directos no interpreta ninguna pieza de la BSO de Amelie. Una banda sonora repleta de magia y que, sorprendentemente, no fue compuesta en su totalidad expresamente para la película, sino que más de la mitad de canciones que aparecen a lo largo del film ya habían sido publicadas anteriormente en discos de Yann Tiersen y que cautivaron al cineasta Jean-Pierre Jeuneut, cosa que la hace aún más especial.

    En definitiva, una gran película que no me cansaré de ver.

    Saludos,

    Sergio Anguas Sánchez

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