Bienvenido a Sin City. Una ciudad que atrae a
los tipos duros, a los corruptos y los solitarios. Para algunos es un lugar
oscuro. Insensible. Para otros es su hogar. Policías corruptos. Mujeres
sensuales. Vigilantes desesperados. Muchos quieren vengarse. Otros redimir sus
pecados. Y también hay quien espera conseguir un poco de las dos cosas. Un
universo de héroes extraños y reticentes que intentan hacer lo correcto en una
ciudad que rechaza el bien.
Sin City nace de las manos de Frank Miller, un historietista estadounidense que nos muestra en sus cómics un mundo totalmente diferente al nuestro. Crea una ciudad que va en dirección contraria a lo normal, todo allí se rije por unas normas opuestas a las nuestras. Posiblemente, los cómics de Frank Miller sean muy diferentes a lo que la gente está acostumada de ver en éstos, sobre todo si los comparamos con los héroes de Marvel. Pero esto es lo que le hace diferente de los otros, y aún más si todas estas diferencias se plasman en la gran pantalla. És aquí donde entra Robert Rodríguez, el encargado de darle vida a estas historietas.
Rodriguez decide plasmar lo que ve en cada viñeta, sin que ningún detalle se le escape. Cocina su obra a fuego lento y él mismo, ayudando tanto en la dirección, como en el gran trabajo de post-producción, producción, montaje y fotografía. Robert, para comenzar a "vender" el producto, hizo un corto: "El cliente siempre tiene la razón" (parte del cómic La chica vestía de rojo), con el cual llamó la atención, por
ejemplo, de Bruce Willis, que se interesó por el proyecto y decidió participar aunque su salario fuese mucho más inferior al que estaba acostumbrado. Con este corto (el cual aparece al inicio de la pelicula) consiguió lo que queria e inició la producción del film.
En el film se explican tres historias: El duro adiós, La gran masacre y Ese bastardo amarillo. Estas tres historias nos cuentan diferentes situaciones vividas en Sin City, aunque aparecen entrelazadas unas con otras gracias a la aparición del mismo personaje en diferentes historias, o la aparición de un personaje que anteriormente había sido asesinado. Este fenómeno recuerda a Pulp Fiction o a otras películas de Tarantino, que curiosamente fue invitado a grabar una de las escenas de Sin City.
Hay algo que separa irremediablemente a Sin City de todas las otras adaptaciones de cómics que han poblado las pantallas de cine
de medio mundo durante los últimos tiempos: su concepción está basada en
un extrema estrechez en la relación entre viñeta y fotograma, además de la influencia artística e interesante que le da Frank Miller a su obra. Robert Rodriguez tenía claro que la personalidad de Sin City
necesitaba un tratamiento peculiar: una simple adaptación al séptimo
arte no captaría la esencia de unas historias tratadas desde la estética noir.
Estéticamente, el toque e importancia que se le
dan a los colores permiten la descripción de las historias de Sin City:
la combinación del blanco y negro con la que nos son descritas las tres
historias no se reduce a una mera labor formal, ya que a través de su
tratado permite la descripción de un ambiente deprimente, marginal y
sumido en una tristeza que se traza como un puzzle en las
personalidades de los personajes. La paleta de grises con la que
Rodriguez fotografía su película se convierte en el primer vehículo de
lucimiento para que el espectador se de cuenta de la embriagadora y
desmoralizadora vista de las calles de una ciudad dominada por
desintegración.
Miller utiliza los colores vivos para expresar
las ocasionales explosiones emocionales de sus personajes y hacer que
un contraste en el colorido elabore bellas imágenes y así destacar esos momentos donde la propia violencia del relato o un sentimiento
casual de un personaje adquiera mayor importancia. Este recurso es
llevado por Rodriguez a un nuevo nivel gracias al elaborado trabajo de
post-producción de la película. Así, la película deja de ser sólo una
nueva vía a través de la cual disfrutar de las historias sino una
especie de evolución para desarrolar el estilo en el que deambulan estos
cuentos de personajes marginados, matones de medio pelo y
corruptos sin escrúpulos.
Lo que convierte a Sin City en cautivadora es la forma en la que todo lo descrito en las viñetas de Frank Miller
cobra vida. Dentro de su particular estilo, nos es descrita, una Sin City sumida en la marginalidad y llena de
callejones donde cada uno de sus ciudadanos puede dar de sí lo mejor y
lo peor de la existencia humana. Se nos presenta una ciudad oscura, una
especie de resultado de elevar al cubo lo tenebroso de una Gotham City (Batman). Vemos una ciudad que parece vivir
una perpetua noche, donde la lluvia describe como nadie esa tristeza
intrínseca en las emociones e inevitables caminos al desastre de esos
personajes nacidos de la mente de Frank Miller.
Los personajes de Sin City son la otra clave que engrandece esta obra, y que como la ciudad, son llevados al celuloide
de una manera magistral. Los personajes de Miller son
duros: su vida transcurre en la calle, originando una psicología que les
permite desarrollar una personalidad simple y basada en las oscuras y
no escritas leyes de las viles luchas de egos callejeras. Como su
lenguaje, su manera de actuar es tosca y basta, admitiendo el mínimo
número de concesiones ante el peligro. La película respeta los
carácteres de sus protagonistas hasta el punto de quedar perfectamente
inmortalizados en la pantalla de una manera ejemplar.
Ya analizando la película en términos más generales, muchos son los que reprochan a Sin City
que una fidelidad extrema al medio en el que se apoya, el mundo del
cómic, lastre que en la película no se recurran a un mayor número de
recursos cinematográficos. La verdad es que para nada esto supone un
hándicap a Sin City, en la que Rodriguez inyecta la suficiente
adrenalina a la acción, a parte de una interminable y constante aureola de tragedia,
con las apariciones ocasionales de un humor de aspecto frío que
engrandecen la propuesta.
Lo mejor que le puede pasar a Sin City,
y así sucede, es que esa inseparable relación que mantiene desde el
primer fotograma con el cómic le haga beneficiarse de una
maravilla unión de recursos. El mundo del cómic utiliza una simple
frase, el acertado dibujo de una viñeta para sumergir al lector en un gran número de sensaciones y
sentimientos. La película de Rodriguez también lo consigue, siendo este
uno de sus mayores triunfos.
“Existen callejones en Sin City, donde todo es posible…”.
Mireia Sáez
Periodismo
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